AM(dol)OR
Qué masoquistas somos. Queremos que nos duela más de lo que duele, y ponemos las canciones más deprimentes de todas, las que más meten el dedo en la herida, y la desgarran; esas que sabemos que nos recuerda a esa persona, ese lugar, ese momento.. nos transporta y nos mata un poco más, nos rompe un poco más el corazón. Y esa es la idea.
Después de llorar mares, vamos al espejo y nos miramos con la cara empapada de lágrimas; maquillaje corrido, ojos y nariz totalmente rojos; capaz nos despeinamos un poco para sumar unos puntos más al drama. Pañuelos que caen al piso, portazo y almohada en la cara. Pero nosotros mismos creamos esa escena de telenovela, la cual siempre creímos exagerada y sobreactuada. Sin embargo, con un balde de helado abajo del brazo y una bata de baño sería exactamente igual a una película estadounidense mal traducida al latino.
No termina ahí. No, no nos alcanza con todo eso. Agarrás la computadora (o el celular) y lees sus mensajes, mirás sus fotos.. lees sus redes sociales donde muestra lo feliz y superado que está, lo bien que la pasa estando solo. Y otra grieta se abre ahí, adentro tuyo. Más profunda que la anterior, y sangra todavía más.
Pero lo que no sabés, es que del otro lado de esa pantalla, esa persona está exactamente igual que vos (o bueno, no tanto, porque los hombres son un poco menos melodramáticos), pero sí. Está mirando tu última conexión, pensando si hablarte o no, si llamarte o mandarte un inbox. Y no lo hace, porque sus amigos le dicen 'que no sea gil', que salga, que 'consiga otras minas'. A eso le suman unas cervezas, fotos riendo, cantan cumbias mostrando lo lindo que estas estar soltero..
Serán distintos, serán más ¿fríos?, no sé, pero sé que todos pasamos por lo mismo. A todos nos duele, a todos nos parte el alma en dos. Y por creer que nunca va a aparecer ese alguien que nos va a abrazar tan fuerte como para unir de nuevo esas partes rotas y volver a juntarlas, no nos damos cuenta que ese (o esos) alguien(es), están justo al lado nuestro. Son amigas, son amigos dispuestos a darte una mano, un hombro, un oído o la parte del cuerpo que más te sirva para sentirte mejor y desahogarte, y sentirte acompañado y querido. Son tus hermanos, que matarían a cualquiera que te haga mal. Son tus viejos, que sufren tus dolores y festejan tus alegrías todavía más que vos mismo. Es tu entorno, tu alrededor. Es hasta quien vos menos pensás, quien menos demuestra, es quizás ese alguien que se preocupa por vos y quiere verte bien.
Simplemente miremos para un costado, no nos escondamos entre cuatro paredes a llorar y hacer una novela de Cris Morena en nuestra pieza. Levantá la cabeza, secá las lágrimas. Peinate y sonreí. Siempre hay una razón para hacerlo.
Después de llorar mares, vamos al espejo y nos miramos con la cara empapada de lágrimas; maquillaje corrido, ojos y nariz totalmente rojos; capaz nos despeinamos un poco para sumar unos puntos más al drama. Pañuelos que caen al piso, portazo y almohada en la cara. Pero nosotros mismos creamos esa escena de telenovela, la cual siempre creímos exagerada y sobreactuada. Sin embargo, con un balde de helado abajo del brazo y una bata de baño sería exactamente igual a una película estadounidense mal traducida al latino.
No termina ahí. No, no nos alcanza con todo eso. Agarrás la computadora (o el celular) y lees sus mensajes, mirás sus fotos.. lees sus redes sociales donde muestra lo feliz y superado que está, lo bien que la pasa estando solo. Y otra grieta se abre ahí, adentro tuyo. Más profunda que la anterior, y sangra todavía más.
Pero lo que no sabés, es que del otro lado de esa pantalla, esa persona está exactamente igual que vos (o bueno, no tanto, porque los hombres son un poco menos melodramáticos), pero sí. Está mirando tu última conexión, pensando si hablarte o no, si llamarte o mandarte un inbox. Y no lo hace, porque sus amigos le dicen 'que no sea gil', que salga, que 'consiga otras minas'. A eso le suman unas cervezas, fotos riendo, cantan cumbias mostrando lo lindo que estas estar soltero..
Serán distintos, serán más ¿fríos?, no sé, pero sé que todos pasamos por lo mismo. A todos nos duele, a todos nos parte el alma en dos. Y por creer que nunca va a aparecer ese alguien que nos va a abrazar tan fuerte como para unir de nuevo esas partes rotas y volver a juntarlas, no nos damos cuenta que ese (o esos) alguien(es), están justo al lado nuestro. Son amigas, son amigos dispuestos a darte una mano, un hombro, un oído o la parte del cuerpo que más te sirva para sentirte mejor y desahogarte, y sentirte acompañado y querido. Son tus hermanos, que matarían a cualquiera que te haga mal. Son tus viejos, que sufren tus dolores y festejan tus alegrías todavía más que vos mismo. Es tu entorno, tu alrededor. Es hasta quien vos menos pensás, quien menos demuestra, es quizás ese alguien que se preocupa por vos y quiere verte bien.
Simplemente miremos para un costado, no nos escondamos entre cuatro paredes a llorar y hacer una novela de Cris Morena en nuestra pieza. Levantá la cabeza, secá las lágrimas. Peinate y sonreí. Siempre hay una razón para hacerlo.
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