Yo lo que quiero es volar
A veces, cuando pasa un tiempo y te curan las alas que estaban bastante rotas, te emociona poder volver a volar. Sentir de nuevo el viento en la cara, ver el sol y regalarle una sonrisa, y también, por qué no, a la luna. Abrir los brazos, tomar impulso, y ser libre. Disfrutar. Y por eso suelo volar más alto de lo debido, sonreír hasta por las dudas, aunque unos metros más adelante esté llegando una tormenta, o aunque pueda golpearme con un árbol que se cruza en el camino por sorpresa. A veces sigo avanzando para llegar a ese lugar, donde en realidad no me espera nada; no hay nada mío, pero igual intento llegar, aunque esté recién curada, y las cicatrices no hayan cerrado del todo, y puedan volver a abrirse. Pero cuanto más alto estás volando, más dura es la caída, el golpe de volver a poner los pies en el suelo, de volver a lo real, a lo cotidiano. Ves de nuevo lo que te rodea, la soledad a la que te habías acostumbrado y creías hasta disfrutarla de a poco, pero que siempre dese...