Un amigo es un hogar
Conocés tanto tu casa, que sin necesidad de estar mirando, sabés qué puerta se abrió, por el sonido que hace. Sabés qué botón tocar para prender la luz, aunque esté todo apagado. Podés darte cuenta quién viene caminando solamente por la forma en que pisa en el silencio de la noche. Cada cuarto tiene su olor, cada persona también. Sabés claramente cómo hacer para que esas cosas que no andan muy bien o están rotas, funcionen. Entendés cada detalle y lo conocés de memoria, y por eso es tu casa. Lo mismo pasa, creo, con los amigos. Uno sabe cuándo un amigo de verdad está triste; no necesita decir nada, con mirarlo a los ojos alcanza y sobra. Distinguís su enojo solamente porque te contestó medio cortante un mensaje, queriendo hacer de cuenta que está todo bien. Con una mirada alcanza para entender ambos el chiste y reírse juntos; o también sirven para odiar al mismo tiempo a la actual de tu ex cuando pasa adelante tuyo en un boliche. Sin hablarse, ya entienden todo. La casa...