Cuando el corazón tiene agujeritos
La gente habla, simplemente porque todavía no nos cobran las palabras. Pero sí hay alguien que paga esas críticas, y es quien las recibe. Injusto, ¿no?, pero es así. Es injusto que aquel que tiene su vida vacía y por eso te ataca con palabras, es el que sale de ese jueguito de violencia sin perder (aunque tampoco gana nada).
Muchas veces decimos con la frente bien en alto "no me importa lo que digan/piensen de mí. Yo sé lo que soy", y sabemos bien que esas frases, esos chismes, nos quedan dando vueltas en la cabeza aunque sea por un rato y, a veces, acompañados por alguna que otra lágrima.
"Aunque diga que no me importa, me duelen las críticas."
No es debilidad, no es inseguridad, no es ser inferior ni ser menos. Es ser humano, ser persona. Sentir, doler, padecer. Es tener corazón, y de eso no hay que avergonzarse. Si te sale llorar, llorá; si te sale gritar, gritá. Puteá. Todos necesitamos un poco de eso a veces para volver a la calma después de la tormenta. Para volver a nosotros y a nuestra esencia.
Aprendí que es mejor mostrar lo que se siente, a ser esa chica que se ve fuerte y feliz, pero que cuando llega la noche llora en la almohada por todo eso que le duele. Porque siempre es mejor ser sincero con todos, con los demás, con vos mismo. Siempre.
Entonces, aunque duela, aunque cueste, aunque la gente hable (y muchas veces sin saber), hay que seguir. Hay que seguir y demostrar que podés y valés mucho más de lo que ellos dicen. Porque realmente sos mucho más de lo que ellos dicen y piensan. Y también mucho más de lo que vos mismo crees, muchas veces.
Que opinen cuanto quieran, que se llenen la boca de palabras y el corazón de cosas oscuras por agredirte; vos llenate el alma de amor, de mimos, de felicidad. Ponete esa ropa que te gusta, hablale a ese chico que pensaste que nunca ibas a hablarle. Comprate esos zapatos que tienen todas y 'están re quemados' pero igual sabés que los querés. Bailá, cantá, reí. Escuchá la música que a vos te gusta. Equivocate. Caete y volvete a levantar. Enamorate y desenamorate. Pintá tu vida del color que vos quieras, y soñá todo aquello que quieras soñar (solamente si después vas a cumplir todos esos sueños, que aunque parezca que están lejos, nunca lo están tanto).
Sé todo eso que quieras ser, y no lo que los demás esperan que seas. Sé feliz. Sé vos misma
Muchas veces decimos con la frente bien en alto "no me importa lo que digan/piensen de mí. Yo sé lo que soy", y sabemos bien que esas frases, esos chismes, nos quedan dando vueltas en la cabeza aunque sea por un rato y, a veces, acompañados por alguna que otra lágrima.
"Aunque diga que no me importa, me duelen las críticas."
No es debilidad, no es inseguridad, no es ser inferior ni ser menos. Es ser humano, ser persona. Sentir, doler, padecer. Es tener corazón, y de eso no hay que avergonzarse. Si te sale llorar, llorá; si te sale gritar, gritá. Puteá. Todos necesitamos un poco de eso a veces para volver a la calma después de la tormenta. Para volver a nosotros y a nuestra esencia.
Aprendí que es mejor mostrar lo que se siente, a ser esa chica que se ve fuerte y feliz, pero que cuando llega la noche llora en la almohada por todo eso que le duele. Porque siempre es mejor ser sincero con todos, con los demás, con vos mismo. Siempre.
Entonces, aunque duela, aunque cueste, aunque la gente hable (y muchas veces sin saber), hay que seguir. Hay que seguir y demostrar que podés y valés mucho más de lo que ellos dicen. Porque realmente sos mucho más de lo que ellos dicen y piensan. Y también mucho más de lo que vos mismo crees, muchas veces.
Que opinen cuanto quieran, que se llenen la boca de palabras y el corazón de cosas oscuras por agredirte; vos llenate el alma de amor, de mimos, de felicidad. Ponete esa ropa que te gusta, hablale a ese chico que pensaste que nunca ibas a hablarle. Comprate esos zapatos que tienen todas y 'están re quemados' pero igual sabés que los querés. Bailá, cantá, reí. Escuchá la música que a vos te gusta. Equivocate. Caete y volvete a levantar. Enamorate y desenamorate. Pintá tu vida del color que vos quieras, y soñá todo aquello que quieras soñar (solamente si después vas a cumplir todos esos sueños, que aunque parezca que están lejos, nunca lo están tanto).
Sé todo eso que quieras ser, y no lo que los demás esperan que seas. Sé feliz. Sé vos misma
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