Estaba pensando en la historia de Cenicienta, esa pobre chica toda sucia de ceniza a la que sus hermanastras no dejaban ir a la fiesta que daba el príncipe. Lo único que deseaba Cenicienta era ir a esa fiesta (le gustaba la joda), entonces cuando está llorando toda sucia porque no puede ir, aparece su hada madrina. Con unos pases mágicos le pone un vestido divino (supongo que antes Cenicienta se bañó y todo eso), unos zapatitos de cristal (qué dolor) y convierte una calabaza en carruaje para que pueda ir a la fiesta. Pero (siempre hay un "pero") tiene que volver antes de las doce (las hadas madrinas pueden parecerse mucho a los padres en algunas cosas). Cenicienta va a la fiesta, mira al príncipe, el príncipe la mira (se tienen ganas), bailan, se ríen y la pasan re bien (supongo que se preguntaron datos como edad y el signo o esas cosas). Pero a Cenicienta se le hace tarde, se va corriendo y pierde un zapato. El príncipe queda prendido a su hermosura (qué buena frase) y busca por todo el pueblo a la dueña del zapato. La encuentra. Se casan, comen perdices, son felices. Fin*
Las mujeres de principio de siglo no necesitan hadas madrinas, les basta con una tarjeta de crédito que compre un buen vestido, horas de peluquería, maquillaje y perfume de marca. El efecto es el mismo, de fregonas a princesas. Chicas, desconfíen del maquillaje
Las mujeres de principio de siglo no necesitan hadas madrinas, les basta con una tarjeta de crédito que compre un buen vestido, horas de peluquería, maquillaje y perfume de marca. El efecto es el mismo, de fregonas a princesas. Chicas, desconfíen del maquillaje
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