Nace el tan temido "¿qué dirán?"
Nos da miedo a empezar de nuevo; nos da miedo acelerarnos, apurarnos con algo, hacerlo antes de tiempo. Mejor espero un poco; para decirle que me gusta, para saludarlo/a con un beso, para darle la mano... "¡No, calmate! Todavía no se lo digas". Y así se nos pasa el tiempo, los días, las semanas, esperando el "momento correcto" para decirle a ese alguien lo que nos pasa, lo que nos provoca mirarlo fijo a los ojos; para confesarle la sonrisa inmediata que nos produce ver su nombre al lado de las notificaciones del whatsapp, y los nervios que nos da contestarle, queriendo ser simpáticos, pero sin hablarle demasiado rápido para que no piense que estamos 'desesperados'. "Mejor espero un poco, en cinco minutos le contesto..." "mejor le hablo medio cortante, para que no vea que me vuelve loca, para que no piense que estoy exagerando." ¿Quién dice cuánto hay que esperar para todo esto? ¿Dónde está escrito? Si la verdad absoluta no existe. ...